viernes, 17 de septiembre de 2010
DE UN PERIODISTA ISRAELÍ
Editorial
Yom Kipur - EL PODER DEL PERDÓN
Pocas pasiones humanas son tan comprensibles como el odio y el rencor. Es natural en los seres humanos el impulso a reparar las injusticias que se experimentan ante atropellos, abusos o arbitrariedades. El escritor Mark Twain se dignó a escribir que "el perdón es la fragancia que la violeta suelta cuando se levanta el zapato que la aplastó".
En lo que respecta a nuestra región, la larga historia del odio esconde numerosos elementos que en estricta razón demandan una supuesta venganza que alivien la rabia y la impotencia. Muy raras veces, a lo largo de estos cien años de conflicto entre israelíes y palestinos, se manifestaron casos de odio por situaciones sin una lógica que les diera motivos. Sea como sea que se interpreten los hechos, los agredidos siempre tienen razón; al menos una razón; y los agresores, sin duda, un motivo; al menos un motivo, para haber actuado así.
Frente a tal realidad, el perdón, ante los ojos de dos pueblos heridos, aparece como una debilidad moral o como una ridícula e injusta exigencia. ¿Cómo perdonar a aquellos que se inclinan por el terrorismo o la opresión y marcan nuestras vidas por años destruyendo en nosotros las posibilidades de vivir en paz?
Visto desde ese ángulo, el perdón, más que nunca, asoma como un atropello a la justicia, como una muestra de debilidad o de sometimiento ante el crimen y los criminales. Sin embargo, un pueblo maduro con una amplia perspectiva de existencia y un liderazgo visionario, podría llegar a comprender la fortaleza y magnitud de espíritu de quien perdona. La elevación del ánimo popular es algo reservado sólo para los grandes estadistas, no para aquellos que viven anclados en el miedo - o haciendo uso del nuestro - sin tratar de deshacer el nudo gordiano.
El terrorista fanático, el soldado abusador, el líder criminal, el oficial cruel; todos los géneros de culpables, todos esos modelos, supieron en algún buen día de la historia, abandonar el camino del odio y decidieron cambiar sus vidas y la de sus pueblos. ¿Por qué justamente nosotros debemos mantener aún en nuestro interior presente y activo, únicamente las imágenes de los daños causados y heredarlas a nuestros hijos y nietos?
El perdón puede romper ese círculo vicioso de las mutuas agresiones, rencores y represalias. Perdonar es lo que nos liberaría de esa situación infernal, posibilitando a todos - agresores y agredidos - un posible estado de paz y la oportunidad de desarrollarnos normalmente. Perdonar no significa olvidar la historia, pero es liberarnos a nosotros mismos de sentimientos y emociones negativas. Por eso el perdón es superior a la venganza, especialmente en aquellos casos en que es más difícil perdonar porque van involucrados nuestra identidad, nuestro orgullo y nuestros sentimientos más queridos.
En nuestro caso, intentar un sincero diálogo con el agresor, buscar medios para impedir la reincidencia, llevar a cabo actos que demuestren buena voluntad y mejoren las relaciones, son medidas maduras, que si se enfocan con más fuerza de la que aparentemente se necesitaría, podrían inaugurar un período más esperanzador del que vivimos hasta el momento.
El perdón, en definitiva, puede lograr el mayor milagro en la vida de dos pueblos: devolverlos a la realidad y liberarlos de los falsos sueños que los enceguecieron durante tanto tiempo.
¡Buena Semana!
Iom Kipur
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hola Juliana.
ResponderEliminar¡Que interesante reflexión nos traes!
Me quedo con este párrafo: "El perdón es superior a la venganza, especialmente en aquellos casos en que es más difícil perdonar porque van involucrados nuestra identidad, nuestro orgullo y nuestros sentimientos más queridos."
Personalmente, pienso que "perdonar" es uno de los ejercicios de "humanidad" más difíciles y complicados a los que se enfrenta el hombre. Sólo una grandeza de espíritu formidable, es capaz de llevar a cabo con convencimiento, un acto de esta envergadura.
Te agradezco esta formidable entrada.
Creo que ya te dije en alguna ocasión que me encantan tambien tus dibujos, Juliana.
Ha sido un placer visitarte.
Mi aplauso y mi abrazo.
Mi querida amiga y paisana:
ResponderEliminarqué tema más hermoso nos regalas en esta entrada¡¡
Se palma tu gran corazón y buenos sentimientos.
"El perdón es la expresión máxima del amor."
Así reza en una pequeña Cruz que preside una de las mesillas de noche de mi dormitorio.
Ciertamente, es dificil moderar nuestros instintos agresivos, cuando nos golpean en nuestro mundo más íntimos... es muy duro saber estar sereno ante tantas injusticias y reiteradas manifestaciones criminales, como es el caso del dolorosísimo caso palestino-israelí...en el que, al igual que siempre, golpea más duro el más fuerte y poderoso...
Una verdadera pena.Un fracaso terrible de las políticas y egoismos humanos que no han sabido progresar en estos entresijos tan necesarios y vitales del AMOR,con mayúscula.
Con mis besitos de paz y amor para tí, y para el pueblo palestino. Y como creo en el perdón, también para el pueblo israelí.
Carmendy
Cada dia al hacer mi examen de conciencia veo lo mucho que Dios tiene que perdonarme, pido que mis faltas y el perdon quue Dios me da, sepa yo aplicarlo a los demás, siempre me quedo corto, no se si algún dia lo conseguiré.
ResponderEliminarUn abrazo cariñoso
Querida Caracola,comienzo pidiendote perdon por mi tardanza en agradecer tu comentario que, no fué por olvido. Simplemante por falta de tiempo.
ResponderEliminarEstuve escribiendo por pedido de una amiga un poema de agasajo para otra amiga en común que celebra sus bodas de oro.Y tu sabes que por encargo la cosa es mas dificil ( al menos para mi que escribo por propia inspiración)por que hay que esforzar la mente para concordar sucesos reales, intercalando fechas y nombres , dandoles un sentido poético más o menos atractivo. Ufff.
un verdadero embrollo que medianamente logré salir a flote.
Agradezco tus palabras alagüeñas y en cuanto a que te gustan mis dibujos, los verás cuando comience a escrbir algún recuerdo como los que rememoré en algunos post anteriores.Te lo prometo,porque me agrada mucho hacerlo Tenme paciencia
Te quiero mucho y te mando un beso.
Carmendy,querida amiga extremeña; me emocionó tu comentario al ver que estás de mi lado en mis conceptos del perdón por amor y olvidando agravios, que sabemos todos lo dificil que resulta y lo beneficioso que es para nuestra paz interior,imposible de lograr de otra manera.
ResponderEliminar¿Podrán asumirlo alguna vez y ponerlo en porácica Los seres en conflicto? ¿ tendremos los seres humanos la claridad mental de razonar a conciencia, que perdonar no es denigrante cobardía sino todo lo contrario? Se nacesita mucha sensatez y furza moral para poner fin a los errores cometidos de una y otra parte del conflicto en cuestión, pero alguno delos contrincantes debe dar el primer paso y su oponente, meditar profundamente y " reconocer su "mea-culpa"
Yo sigo teniendo FE.
Un beso muyyyyyy afectuoso: Juliana
Icue,ya por el solo hcho de reconocerlo estás comenzando a practicarlo. Si Dios nos perdona todo, absolútamente todo, con merecimientos o sin ellos, también tu y yo podremos intentarlo y si lo hacemos, no solo de palabra, sino con asumida y firme intención, lo lograremos.
ResponderEliminar¡ Yo lo creo factible!
Un furte abrazo.
Juliana
Besitos grandes, amiga Juliana. Se te echa de menos por mi balcón.
ResponderEliminarHasta pronto. Carmendy